| Sumario: | El trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH) emerge como un problemas de salud pública mundial en el siglo XX; afecta del 4 al 12% de los escolares. Las manifestaciones clínicas están presentes de manera continua, aunque variable, en la vida del individuo que las padece y constituyen una causa común de bajo rendimiento escolar, social y familiar, así como la inestabilidad laboral. Los datos científicos actuales, recopilados a través de estudios neuroquímicos, morfométricos, genéticos y de imagen, apoyan un origen neurobiológico del TDAH, donde los factores ambientales desempeñan un papel determinante en su expresión. Cerca de 65% de los pacientes tienen al menos un trastorno concomitante, como el trastorno oposicionista desafiante, las anomalías específicas del aprendizaje y del desarrollo neuromotor, la depresión y la ansiedad, lo cual resalta la necesidad de una valoración integral individual. El diagnóstico y el tratamiento constituyen un gran reto, tanto por su importancia epidemiológica como su implicación en la necesidad de crear infraestructura multidisciplinaria de difusión, capacitación, intervención educativa, médica, familiar y pedagógica continua y a largo plazo, lo que significa un gran costo económico. El tratamiento médico debe ser multimodal; esto incluye la utilización de fármacos y el establecimiento de medidas de tipo psicoeducativas.
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